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Mi primera Navidad en Níger
Navidad en la Francofonía
Paco Bautista SMA

Estimados amigos y amigas que os interesáis por los más pequeños en esta bendita tierra de Dios que es Níger. Quiero compartir con vosotros mis impresiones, sencillas, de mi primera Navidad aquí. Los jolgorios, cotillones, alumbrados, el consumo, las comidas copiosas han brillado por su ausencia. El único signo, para los cristianos de aquí, ha sido la fragilidad de un Niño, el Príncipe de la Paz, que nos anima a seguir caminando en un contexto nada fácil de tensiones, precariedad de agua y alimentos, y falta de otros muchos medios.



 

Lo primero deciros que la Navidad para mí ha sido muy feliz. He estado rodeado de los predilectos de Jesús. No llegábamos a treinta personas, gente sencilla de nacionalidades diferentes.

La Noche Buena presidió y predicó Mauro, mi compañero italiano. Nos recordó que la Encarnación es la gran locura de Dios, locura de amor sin medida, que entra en nuestra historia frágil como un niño chico necesitado de todo, y esa locura lo llevó a la cruz, para abrirnos definitivo el camino de la entrega y del amor. Ni la guerra ni las armas tienen la última palabra, nos recordó, sino la que trae el Príncipe de la Paz. Y nos invitó a la alegría, más allá de toda razón, una alegría loca.

La mañana del 25 también fue muy entrañable. Compartí "La historia de La Palabra encarnada" en las cinco etapas o capítulos que magistral, pedagógicamente explica nuestro querido Jose Luis Sicre. (Él ya sabe que su material me ayuda en mi tarea evangelizadora). Creo que logré adornarla con detalles concretos de la vida cotidiana de aquí, y hasta los más pequeños siguieron el relato con la boca abierta. El mensaje pasó. Ahora toca que esa Palabra, la de Dios, tome carne en nosotros, para que seamos sus testigos, luz entre los hermanos musulmanes, y no sucumbamos al desaliento de las dificultades diarias. Si no se nos reconoce tampoco la Palabra fue reconocida, “la Palabra estaba en el mundo pero el mundo no la conoció”, si algunos nos rechazan o persiguen, eso mismo le ocurrió a la Palabra en su propia casa, “Vino a los suyos y los suyos lo la recibieron”, pero las tinieblas no pudieron con la luz que ella traía. Eso nos da esperanza, y aún más la parte final del prólogo: “Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”. No estamos solos. Tenemos al mejor aliado, les decía, al mismo Dios que asume nuestra fragilidad en un pequeño para que cada uno de lo mejor que lleva dentro al servicio de todos.

Cuando terminamos la misa del Gallo, que como os he dicho presidió mi compañero Mauro, tomamos un caldo calentito y un trozo de pan. De la misa a la mesa. Luego repartimos algunos regalos a los niños. Sus rostros se iluminaron con la ilusión de la inocencia y me parecieron verdaderos “Ángeles de la corte celestial”: Gloria a Dios en la tierra y paz a los hombres de buena voluntad.

Y así, con sencillez, dimos la bienvenida al Pequeño que nos trae alegría, esperanza y fuerzas para caminar y construir su reino. Y poco más. Este es un país musulmán. Los cristianos no somos muchos, pero aspiramos a ser testigos en esta tierra del que se ha hecho carne, historia, locura de amor por nosotros. Felicidades nuevamente.

Niamey 26-12-2013.
Fraternalmente, Paco Bautista , sma.